Los
primeros nacimientos en una familia o en un grupo de amigos, los primeros
nietos o bebés de la pandilla, suelen estar muy solicitados en sus primeras
horas de vida. Nadie quiere perderse el gran acontecimiento del nacimiento del
bebé, y todo estaría bien si no fuera porque, para la madre y el propio
pequeño, no es lo más aconsejable que el recién nacido reciba
tantas visitas.
Por
ello en algunos hospitales y algunos profesionales médicos ya están haciendo lo
posible para concienciar a los padres (y a las visitas) de que los recién
nacidos y sus madres necesitan tranquilidad, por su bienestar.
Madre
y bebé acaban de pasar por una situación más o menos estresante, la madre a
menudo está exhausta, el bebé cambia el mundo de tranquilidad del interior del
vientre por el ruidosos y luminoso exterior, y lo que más necesita esas
primeras horas es sentir el calor de la madre, el contacto piel con piel, y ser
amamantado precozmente.
Y todo
ello es mucho mejor en un entorno tranquilo, que permita a la madre estar
más relajada. Y es que nacer en un entorno acogedor y respetuoso no tiene por qué estar
limitado al momento del parto, también en el postparto es necesaria la
intimidad, ya hablemos de parto vaginal, ya de cesárea.
Por
ello cada vez más médicos recomiendan que por lo menos las primeras 24 horas
transcurran para el bebé solo con la compañía de su mamá y su papá, sin
visitas, lo cual muchas veces puede generar resquemores entre los parientes
cercanos.
De
este modo se favorece el vínculo con la madre y se facilita la
lactancia, pues la madre está más tranquila y en esos momentos
en que no sabes ni cómo coger al bebé se agradece no tener espectadores que te
pongan nerviosa. También se evita la transmisión de gérmenes, de más personas
que tocan al bebé.
La primeras horas y los primeros días del bebé.
Todo
esto es positivo porque las primeras doce horas son el momento más sensitivo
para el bebé, particularmente en cuanto al oído y el olfato, por lo que es
importante el contacto y la intimidad con la madre.
Incluso,
hay profesionales que suelen aconsejar a sus pacientes que extiendan esa
costumbre el mayor tiempo posible, al menos los primeros quince días, ya que si
hay visitas en la casa la mamá tiende a estar menos con su hijo.
Y, por
supuesto, la propuesta es tanto para la mamá como para el papá, el cual tiene
cada vez más participación en todo el proceso, desde la sala de partos.
Por
suerte, y aunque todavía queda mucho camino por recorrer, en los últimos años
se han ido instalando con fuerza conceptos que tiene que ver con el respeto a
los tiempos del proceso de parto y a los deseos de la madre, así como todo
aquello vinculado al bienestar tanto de ella como del niño en un momento tan
decisivo.
De
todas formas, hay que señalar que hay distintos tipos de familias en la planta de maternidad de un hospital, desde las más
escandalosas a las discretas, y por supuesto siempre la última palabra en
cuanto a visitas la debería tener la madre o los padres.
Los
padres deciden quién quieren en su habitación las primeras horas de vida del bebé. Ésta debería ser
una decisión respetada y no cuestionada por familiares y amigos que pueden
quedar excluidos de las visitas en esos primeros momentos.
Claro
que se trata de una sugerencia y no de una imposición, pues son los padres los
que tienen la úlitma palabra, y no creo que nunca veamos carteles en la puerta
de la planta de Maternidad de “Prohibidas visitas familiares”.
Además,
hay otra cuestión importante, y es que generalmente no hay una única madre por
habitación, por lo que las visitas de una molestarán aún más a la otra, que no
conoce a esa gente ni tiene por qué tener espectadores extraños. El silencio y
respeto en estos momentos también es importante para el resto de madres y bebés
que comparten habitación o planta.
Pero
no está mal que se informe a estos y a sus familias de las necesidades de madre
y bebé tras el parto, y por eso me parece estupendo que haya profesionales que
recomiendan que los recién nacidos no reciban visitas durante esas primeras horas.
Publicado en: En Bebés y más | Buenas prácticas en la primera hora de vida. Vía | Los Andes